Pedro Montilla (Abogado, Higüey)
“La obra cumbre sobre los referimientos”
La obra recentísima llamada Los Referimientos de la autoría de los jueces Franklin E. Concepción, Yoaldo Hernández Perera y Nassín Eduardo Ovalle, podría tal vez no llenar todas las expectativas de algún abogado en particular, pero es incuestionable que se trata del aporte más completo y significativoque alguna vez se haya escrito en esta materia en la República Dominicana, y a menos que ocurran cambios radicales en torno a la figura del referimiento a raíz de una codificación procesal civilmuy innovadora, esta obra se perfila como la que más influirá en la práctica judicial y jurisdiccional de abogados y jueces en los próximo años.
Como no tengo con sus autores ninguna especial relación que comprometa mi criterio al evaluar esta contribución científica, se acrecienta la autenticidad de mis aseveraciones al no quedar comprometida mi objetividad por los afectos personales, lo que me da cierta autoridad—aunque mayor privilegio—para hacer este comentario sobre este magnífico volumen que excede en mucho a mis expectativas.
Me he detenido aquí, habiendo leído los primeros tres capítulos del libro durante varias horasininterrumpidas luego de haber llegado a mis manos, y decidí no esperar concluirla para hacer esta reflexión. No es necesario porque para muestra basta un botón. Los escritores de esta obra han hecho un sacrificio de valor incalculable. Se trata de unas mil páginas de buena literatura jurídica, extraídas de muy buena fuente, independientemente de la sabiduría que cada juez coloca por separado en la obra según su cotidiano quehacer en la dirimición delos procedimientos rápidos y provisionales, en los que el referimiento lleva la voz cantante.
Un millar de páginas escritas con tanta simetría y con muchísimas anotaciones marginales es bastante material dedicado a una sola figura jurídica, como el caso del referimiento, máxime si se toma en consideración que ninguna de las obras semejantesanteriores ha avistado los 500 folios, y claro, entiendo que no es únicamente su grosor o densidad lo que la hace sui-generis, sino que en el caso de la especie diría que esta es doctrina de óptima calidad, un texto redactado con muchísima disciplina, en obediencia al rigor exhibido en las mejores obras de los grandes especialistas contemporáneos del derecho francés, pero al mismo tiempo provisto de la virtud de ofrecer claridad, comprensión y sencillez lingüísticas, obstáculo que subyace insalvable cual nudo gordiano para muchos dedicados al oficio de escribir.
No pretendo hacer otro prólogo al texto. Ya lo hizo de manera magistral el juez Vásquez Goico de la Suprema Corte de Justicia, sin embargo un elemento a destacar, y que hace de esta obra una tarea más exquisita, ejemplar y por demás atractiva, consiste en el hecho de que sus “fabricantes” comparten la judicatura en disímiles jurisdicciones del sistema, y esto, adrede o no, fortalece enormemente el contenido de la obra y enriquece su acervo dada la variopinta casuística con la que cada uno tiene que hundirse en los rudimentos que son propios de sus competencias.
Por ejemplo el juez Ovalle preside una Cámara Civil y Comercial, escenario tradicional en donde el referimiento ha encontrado su hábitat natural desde sus inicios. El magistrado Hernández con una experiencia ya ganada en los tribunales de primera instancia, es juez actualmente de un Tribunal Superior de Tierras, donde puede ver mejor que nadie el desarrollo de la jurisdicción del presidente en los referimientos de los asuntos que llegan a esta alzada a partir de la ley 108-2005, y el juez Concepción, miembro del Superior Administrativo pone la tapa al pomo, cuando dice que “es hora de que lo contencioso administrativo evolucione,…”, un reclamo que plantea la promoción de la instituta del referimiento en esta jurisdicción.
A los que nos apasiona la materia del referimiento vemos en este ejemplar nacido hace poco tiempo, una hermosa creación del pensamiento jurídico de estos tres buenos jueces, también vemos una oportunidad para aprender más, y una cantera de conocimientos para abrevar con profundidad en los tesoros que guarda el referimiento en su arcano baúl, pero que estas plumas inspiradas han tenido a bien comenzar a revelar.
Era una queja de los sabios, decir que aquí carecíamos de buena doctrina vernácula en materia civil y procesal civil. Pero sería mezquino no admitir que ésta, Los Referimientos, así como La Casación Civil o La Apelación Civil del magistrado Napoleón Estévez, o Los Medios de Inadmisión y LasIncapacidades del Derecho Civil del magistrado Read, o bien Las Hermenéuticas del juez Alarcón, como también El Manual, como le llamo, del magistrado Biaggi, son dignos esfuerzos por mejorar nuestra ortodoxia civil y procesal civil.
Ahora resta, creo yo, pero sólo en calidad de testimonio, que procesalistas icónicos como don Reynaldo Ramos, José Antonio Columna, Lucas Guzmán, los magistrados Justiniano Montero, Arias Arzeno, Alexis Read, Napoleón Estévez, Edynson Alarcón, ponderen este trabajo, ya no para satisfacción de sus autores, sino para que no quepa la más mínima duda de que esta labor literaria es de primera y estará en el parnaso jurídico desde ahora y para siempre.